10 abril, 2011

Just another day.

[...]


Como cada miércoles por la tarde, me siento en esta cafetería esperando a que salgas del trabajo. Sólo para verte pasar.


Estás más delgado. Te estás dejando la barba, pareces mucho mayor, pero te sienta bien. Has dejado de usar gomina y llevas el pelo mucho más corto. Pareces cansado, pero sigues sonriendo, siempre sonriendo. Es lo que más me ha gustado siempre de ti.
Sigues poniéndote el jersey que me dejaste aquella primera noche que pasamos juntos. Te queda enorme... no sé por qué siempre te ha gustado tanto. Lo llevabas a todas horas...


Te despides con un beso de una señora, y comienzas a caminar hacia la parada de metro.
Ya no sonríes. Caminas con la mirada perdida, estás triste.


¿Sabes una cosa? Siempre he pensado que tú y yo podríamos haber tenido algo grande. Muy grande. Algo especial, importante. Serio. No sé... tu y yo encajábamos bien. Nos entendíamos. Nos movíamos el uno en torno al otro sin molestar, sin tropezar, pero sin dejar de estar ahí.
Nunca llegamos a pasear cogidos de la mano. Y aún así lo echo de menos.


Bajas las escaleras, yo apuro el café y salgo del bar, y empiezo a caminar en dirección opuesta. De repente, a mi espalda, alguien me llama por mi nombre.
-¿Rubén?


[...]

No hay comentarios:

Publicar un comentario