16 marzo, 2011

Gotta go

"...

Nunca podré olvidar la última vez que vi a Álex.

Tenía los ojos clavados en la mesa de aquella cafetería, la misma en la que nos vimos por primera vez. Yo esperaba al otro lado de la mesa una respuesta mientras me consumía la vergüenza. Me había preparado para lo peor, pero no para aquello...

Levantó la vista y me miró a los ojos, y no pude reconocer al Álex sonriente que me recogió aquella mañana. Tenía las mandíbulas contraidas en un gesto de furia; los ojos llorosos, amenazantes. En aquel momento, mientras me miraba fijamente, pude escuchar un sonido sordo a lo lejos, como algo que se derramaba. Y de pronto pude ver, en el negro de sus pupilas, más allá de las lágrimas, más alla de la furia, cómo algo se rompía en mil pedazos. Y entonces fue cuando me dí cuenta del increible poder que tenemos para hacer daño a la gente que verdaderamente nos quiere.

Tras ese instante, dejó de mirarme, se levantó, sacó un billete de cinco euros que dejó sobre la mesa y salió a la calle.

Cuando me recuperé del frío glacial que se había apoderado de mi cuerpo, guardé su billete y pagué con mi dinero.

Volví a casa destrozado y me metí en la cama.

..."


“Never allow someone to be your priority while allowing yourself to be their option”
¿Tan sencillo?
Siento mucho que estés tan desilusionado aún y que por ello no puedas compartir mi ilusión.

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